Los actos bochornosos y vandálicos registrados este fin de semana pasado en el Coliseo del Café, no son más que la reiteración y la confirmación de la incultura ciudadana y la falta de sentido de pertenencia que tenemos hacia los bienes públicos.
Es muy cierto, a absolutamente nadie le gusta sentirse robado, estafado, humillado, eso sí es más que seguro. La indignación y reacción del público asistente al denominado Concierto de amor y amistad, fue basada en incumplimientos. Una vez más se corroboró que la falta de organización y los malos manejos administrativos, son los causantes de que en nuestra ciudad duramente se lleven a cabo espectáculos de buena talla.
Todo esto ya lo sabemos, el hecho de las malas organizaciones y posteriormente la inasistencia de un artista esperado, es algo que se ha presentado en diversas ocasiones. Lo del sábado no fue la primera, ni la última vez que pasará esto, acá lamentablemente no se cuenta con grandes empresas dedicadas y especializadas a la creación de grandes eventos, por ende algo tiene que fallar.
Como lo mencioné ya, a nadie le gusta sentirse robado indirectamente. Pero, como ciudadanos de Armenia y como personas civilizadas que se supone que somos, es necesario llegar a estos límites de destruir los bienes públicos e incluso atentar contra la integridad de las personas? Acaso con estos actos vamos a lograr cambios positivos? Acaso estos energúmenos pensaban que destruyendo la silletería de las gradas del coliseo, iba a aparecer de la nada el artista esperado.
Si se trata de mostrar inconformismo y si definitivamente hay incumplimientos de por medio, para eso existen las acciones legales que obligan a los responsables a responder por sus actos y devolver los dineros si es necesario. Eso es lo normal del caso.
Pulula la incultura
Ya hablando generalmente y saliéndonos un poco del tema exacto del concierto, es evidente que el problema principal es la falta de cultura y respeto hacia los demás. No solo en conciertos, sino en las calles, en nuestros vehículos, en nuestras casas, en nuestros trabajos, universidades, colegios, etc. Por todo lado vemos brotes de intolerancia, apatía, desprecio, falta de paciencia y comprensión. Peleas, gritos, insultos, golpes hacia las otras personas, la violencia ante todo, solo por las malas pretendemos siempre hacer valer nuestros derechos, sin darnos cuenta que con nuestros airados actos estamos también vulnerando a los demás.
Acá no vale decir que es que el escenario en el que se hizo el concierto del fin de semana no era idóneo para esto, porque precisamente esto se podía ocasionar, no. Alrededor del mundo se llevan a cabo conciertos y eventos gigantescos en miles de escenarios públicos y deportivos, el problema con nosotros es que no sabemos celebrar, no sabemos tomar y perdemos la razón, no sabemos resignarnos a los errores de otros y optar por reclamar de una forma legal pero consciente, no sabemos cuidar lo nuestro o más bien, nos importa un comino cuidar lo nuestro.